¿Quién construyó las pirámides?



Es hora de reflexionar de un modo crítico la apropiación del discurso espiritual, feminista y esotérico que han hecho los “telares de la abundancia” en estos últimos años.

Para empezar, quiero señalar que la economía solidaria es una frontera fundamental que tenemos que alcanzar, cruzar y abordar conociendo la tradición y trayendo creatividad. Es un desafío novedoso, que explora los lugares comunes (communitas) y el intercambio, y que fortalece el ‘tejido’ de una sociedad.

Los telares de la abundancia no son las tontines africanas, donde la convivencia es la que produce un ciclo horizontal de ahorro para un pequeño grupo. En una Tontine todos los miembros dan por igual, reciben por igual, y concluyen todos juntos y a la vez. El carácter horizontal no exige reclutamiento: en una economía solidaria hay solidaridad económica.

Excede el propósito de éste artículo señalar la promoción que ésta estafa recibió en los últimos tres años en revistas, programas de televisión, grupos de yoga o centros de meditación budista, y para conocer más sobre este fraude, se puede comenzar por leer artículos previos que tuve la oportunidad de compartir.

Una vez señalado este comentario, voy a detallar las tres falacias de la “filosofía” con la que se disfraza la estafa de la abundancia.

Regalar tu dinero no es psicomagia


La psicomagia es el nombre a un conjunto de saberes y prácticas de sanación que desarrolló Alejandro Jodorowsky en los años 80. Esta práctica está orientada a la resolución de conflictos a través de un “chamanismo psicoanalítico teatral con tarot”, concentrado en la sanación del sujeto, en su evolución, y está íntimamente relacionado con un sistema holístico de interpretación psicológica, práctica del Tarot, entre múltiples otros saberes y tradiciones que Jodorowsky sincréticamente unifica.  La psicomagia es desacreditada por psicoanalistas y asociaciones psicoanalíticas, y es una metodología sui generis sin ninguna pretensión científica.

La intención es sanar al sujeto con un lenguaje onírico, ya que la realidad no es científica, sostiene Jodorowsky. La psicomagia, o un acto psicomágico funciona en tres niveles: en el nivel estético, en el nivel inconsciente y en el nivel simbólico. 

Un ejemplo muy sencillo sería el siguiente: una persona muy vergonzosa y tímida acude al psicomago y en su tirada de tarot le sale la carta de El Sol, el arcano de la expresión y la exposición frente al mundo, la unión con otros, una carta que le habla de “salir a comerse el mundo”. El consultante justamente está aterrorizado de hacer eso, y le cuesta hablar de algunos conflictos ya que le generan mucha vergüenza. A modo de cierre el tarotista le prescribe y le dicta y lo insta a realizar un acto psicomagico: desnudarse, pintarse el cuerpo de dorado y salir a desfilar por la calle de su barrio. Aquí, el acto performativo o artístico captará la atención de todo sus vecinos, y exige muchísimo coraje. El consultante lo hace. No lo cuestiona. Obedece y lo hace. La gente de su cuadra se sorprende, le toman fotos, y se vuelve un meme viral de internet (aquí funciona en el nivel estético).

Ahora la persona ha desfilado totalmente expuesto, en su cuerpo y en todo su pudor, lleno de adrenalina, ya que la policía podría haberlo arrestado por exhibicionismo y esta persona ha “brillado” como la carta de El Sol (y cumple su función en el nivel simbólico). En su memoria, ese evento totalmente ridículo, atrevido, audaz y peligroso quedará alojado para que la próxima vez que tenga temor de hablar en público o sienta vergüenza, tendrá el estímulo de que una vez siguió el consejo de un psicomago y salió en culo a pasear por la calle (aquí se activa el nivel inconsciente), creando de algún modo una Pulsión o una sinapsis que antes no estaba allí, y que la PsicoMagia hizo ocurrir.



Los actos psicomágicos son diferentes para cada sujeto, para cada instancia de la vida, muchas veces responden a problemas en nuestro linaje de ancestros, o involucran personas muertas, y que únicamente el acto psicomágico puede acceder; pero lo que aquí ocurre, ocurre habiéndose analizado en profundidad aquello que está en juego para ese sujeto.

Es por esto que “entregar un regalo” (dinero) dentro de un telar no es un acto psicomágico, ya que por definición el acto psicomágico no fue diseñado para ese sujeto en particular; es decir, es un círculo de personas haciendo todas lo mismo. 

No hay actos psicomágicos standard que “todxs” deberíamos seguir, es más, es posible que no surta ningún efecto psicomágico ya que crea una standardización en nuestro inconsciente, y no responde a mis necesidades únicas, o mi historia. Lo único que aquí ocurre es la parte de obedecer, pero me hace actuar por imitación, como otrxs han actuado, creando una actividad unificada, ya que soy objeto de reglas impuestas pero que nadie ha diseñado para mi, o que yo mismo haya creado este acto según mi historia o mi conflicto.

La falta de dinero como síntoma de angustia, en el sistema en el que vivimos, no es un unificador de subjetividades, no justifica la totalización de un mismo “acto psicomágico” para todos los oprimidos.




La jerarquía en los grupos administra el poder, un grupo produce presión grupal.


Cuando una doctrina espiritual acoge un nuevo miembro, intenta llegar a ampliar su conocimiento y su saber a todos los niveles: el nivel psíquico a través de la doctrina, el nivel físico a través de la vestimenta o incluso la alimentación, y también en el nivel social. Los seres humanos desarrollamos nuestra vida en sociedad. Nuestro aparato psíquico se desarrolla en sociedad, el lenguaje, el afecto, la salud de un individuo es social, a todo nivel. Encontrar interlocutores y espacios afines con otrxs que siguen nuestro culto es esencial para vivir nuestra fe o nuestra espiritualidad en plenitud.

Esta dimensión es objeto de explotación en diferentes sectas y organizaciones coercitivas desde los orígenes de los cultos, y han llevado a tragedias y diferentes peligros, por prácticas perniciosas y por líderes macabros. Los ejemplos sobran.

La(s) doctrina(s) feminista(s) ha(n) pasado por diferentes épocas, diferentes tendencias y diferentes sociedades, que se han apropiado de esta lucha y esta(s) doctrina(s) y produjeron nuevos conocimientos y cambios profundos en el tejido social. En el feminismo se cree pero el feminismo se ejercita, por eso no es una doctrina religiosa y si es una práctica política. En esta dimensión política, y lejos de la zombificación de los fenómenos de masas, el feminismo tiene una dimensión colectiva, que es fundamental inculcar y hacer perseverar para la subsistencia de sus ideas, y la producción de ideas nuevas, de activar nuevos problemas. 



Diferentes grupos como las anarquistas de los años 20, pioneras en la lucha por el sufragio en Argentina, o Las Sin Sombrero en España, han demostrado que es “en colectiva” que esta doctrina produce sus cambios. ¿Para qué? Para cambiar profundamente una condición que se padece por ser mujer en tal o cual sociedad, y para abrir un horizonte novedoso a las próximas generaciones de mujeres por venir: que tengan la oportunidad de nacer y de vivir en una sociedad en la que puedan elegir, o puedan votar, o puedan desarrollarse, ya que la violencia sobre los cuerpos asignados femeninos es una cuestión de vida o muerte en todo el mundo.

A este aspecto social, magnificado y cambiado de escala, la doctrina de ciertas ideas feministas pero aplicado en pequeñas células de cercanía, lejos de buscar tu “empoderamiento”, puede funcionar y está funcionando como una prescriptiva del ser. Sólo por tener un fundamento teleológico diferente, la perversión de los “telares de la abundancia”, alcanza a ciertas palabras claves, hace ciertos ecos con discursos por fuera de esa célula, y entre ese humo y esos espejos, reanuda o anuda a las involucradas a prácticas propias de organización coercitivas que masifican la subjetividad, subyugan el aparato psíquico y liquidan la ética individual. 

Este punto, relativamente polémico, se identifica por su síntoma: el fanatismo con el que se defiende la estafa, por “haber abierto los ojos”, “cambiar las reglas del juego”, “bendecirme con el don de la abundancia”. Ya no es una doctrina espiritual la que hace evolucionar al sujeto, sino la prótesis grupal la que le permitió al sujeto su “evolución”, efecto que en toda instancia es reforzado desde lo grupal, ya que cuando uno evoluciona, 8 evolucionan también; y en la práctica cíclica de su reclutamiento, su evangelización, su confidencialidad, y su éxtasis, sus reuniones semanales, su presencia diaria en dispositivos telefónicos, entre algunos ejemplos. Es altamente probable que diferentes técnicas discursivas y de manipulación de comportamientos están construyendo y fomentando una grupo-dependencia propia de los maestros en sectas o del  lavado de cerebro, muy lejana a la “religión”, y rayana a la negación de lo que dice fomentar. 



De esta contradicción, de esta “captura”, es la que se evidencia la clausura del desarrollo espiritual de una persona, y por lo tanto, entre los dispositivos sociales y las tecnologías sociales, la estafa se ve pintada con una pátina incuestionable de “discursos del bien”, entre ellos el feminismo, los grupos de auto ayuda y la espiritualidad (lo que sea se comprende por estos conceptos, o que persista de estos conceptos) hacia una construcción grupal de claustro confidencial, hacia una Omertà o un pacto de sangre, y pervirtiendo los lazos sociales que dice reivindicar.

La Sororidad como enunciado oculta que aquí lo que es exitoso es quitarle el dinero a otras mujeres.


Si hacés Magia con el dinero no estás combatiendo al sistema capitalista, porque no hay nada más mágico que el capitalismo. 


Nuestra relación con los dispositivos y con todo aquello que nos agencia dentro del sistema es absolutamente mágico. El mundo en el que vivimos es el mundo de la Magia, dice ser el mundo de la Lógica, porque está ocultando constantemente su carácter mágico. Al resonar la Magia de forma ausente, es solamente una “Magia hueca”, la Magia de la ausencia.

Cuando hacés un click en un sitio de pedidos de comida, e ingresas cuatro números que te sabes de memoria para confirmar tu pago, suena una campana, una agradable campana hipnótica, que en tus oídos hace lo mismo que hacia la campana de Pavlov. Algunas horas después suena otra campana, más cerca, es tu timbre: abrís la puerta y materializado aparece el deseo que viste en miniatura en tu dispositivo electrónico. Ahora ese deseo entra a tu boca, y su placer es totalmente real. Compraste sin tocar dinero, comiste sin cocinar, y la comida apareció. No viste como fue cocinada, ni presencias el calvario de un trabajador tercerizado que la transportó a tracción a sangre. Eso es mágico. Sus efectos funcionan a distancia. El cajero automático es totalmente Hocus Pocus, meto la tarjeta, apreto numeritos, sale dinero. 



Ante el velado de sus medios de producción el capitalismo surte un efecto mágico. Ese efecto mágico tiene picos de éxtasis, tiene momentos delirantes, estrambóticos, llenos de luces, ruido y color. Esa montaña rusa de emociones en el cuerpo moldean nuestra memoria afectiva ¿qué es esto? ¿Lo puedo comprar? Estar incluidos dentro del sistema es poder consumir. Acceder al consumo es una fantasía, especialmente una aspiración en algunos casos, y otras veces la línea que separa entre estar caídos del sistema o estar efectivamente dentro del sistema. Poder comprarme algo, como cualquier hijo de vecino, es la línea en la arena que se traza, como lo fue la alfabetización para otras generaciones, o el acceso a la educación universitaria.

La confidencialidad de los grupos de estafadores o telares de la abundancia es la clave para velar la forma en la que ese “regalo” será dado y en una medida será obtenido. No solo la oportunidad de creer que alguna vez fuimos elegidas, por otros, que no nos preguntaron de dónde venimos, sino que para ellxs somos igual de valiosos, que estamos aptos para ser "validados". En ese velado no sólo se borra toda trazabilidad de delito económico, sino que se borran también las huellas de origen de ese dinero, las tramas sangrientas o las cadenas de control que ese dinero ejerce, y de forma “mágica” al ser masivamente cambiado de manos, sin que alguien tenga que trabajar o torturarse por ello, ese acto psicótico de tirar, de quemar, de destruir el dinero, produce la adrenalina de una montaña rusa. 

Todo el apego fetichista es desplazado al vacío, y en ese efecto de vacío, se produce un subidón de adrenalina, de prohibido, de transgresión al bien, para hacer un bien, cuando busco hacerme un bien. En esa transferencia, o “consagración” lo profano se vuelve sagrado, creo en la mentira (a través de ese "razonamiento motivado"), y ansío también lo que proyecto sobre el que lo recibe. ¿Cómo se sentirá el peso en kilogramos de todos esos billetes? ¿Como voy a salir a la calle con mi cartera cargada de plata? Ese deporte de alto riesgo que puede sentir alguien en el casino, en la bolsa o cuando roba un banco, se vive como un éxtasis, donde hacemos aparecer algo de lo sagrado al destruir la moneda, algo totalmente subversivo, cínico (en el sentido griego de la palabra), donde por un instante creemos ver la costura de la Ma(t)r(i)x: para estar llenos de guita, hay que perder guita ¿como no se me ocurrió antes?

Cuando veo a las hermanas mayores en Aruba, o en Cancún, incitando a las chispitas poderosas a creer, a confiar, a soñar, detrás de esas filtros de instagram y de esos vídeos en Europa, me hago las preguntas de un obrero que lee ¿Quién pagó los gastos? Tantas historias, tantas preguntas. 

Si no fuera porque la aritmética exponencial geométrica es lapidaria, las “pirámides” serían lo más sagrado y lo más perfecto que supo conocer la experiencia humana. 



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Dónde denunciar

En caso de ser víctima de una estafa, la PROCELAC recomienda efectuar la denuncia penal correspondiente ante las fiscalías en lo criminal y correccional de la Ciudad de Buenos Aires. Podés encontrar sus direcciones y datos de contacto en www.mpf.gob.ar/mapa-fiscalías/ En el interior del país, ante las fiscalías locales o ante las dependencias policiales más cercanas.

Finalmente, la PROCELAC hace saber que se encuentra a disposición para prestar colaboración a las Fiscalías en las que recaigan las investigaciones, en el caso que por sus especiales características, se detecte alguna posible manifestación delictiva vinculada a delitos federales, como por ejemplo lavado de activos y/o intermediación financiera no autorizada (arts. 303 y 310 del Código Penal).