Una astrología de pensamientos débiles



 Frente a una lógica férrea y unívoca, [el pensamiento débil es] necesidad de dar libre curso a la interpretación

Gianni Vattimo


Estoy acostumbrado a escuchar que #Aries significa la chispa, los comienzos, el puntapié, que sin Aries no hay una fuerza de inicio o de arranque. Todas esas palabras me parecen demasiado fuertes. Tal vez nombran algún tipo experiencia aceleracionista, ¿decir inicio no es decir de alguna forma 'poner el capital'? ¿Ser 'la inversión inicial'? Después de todo llegar primero establece una relación ordinaria: después de mi está la fila de los que llegaron (más) tarde. Vivimos en una cultura de pioneros, que premia (y castiga) a quién lo dijo primero, lo hizo primero, llegó antes, ya estaba ahí. "Arrancar de cero, venir de abajo, salir adelante, soltar lo que te hace mal". Si Aries es tu independencia entonces estoy nombrando un mundo donde estando solxs hacemos sentido ¿ese mundo existe fuera de las palabras? Necesito pensar una astrología de pensamientos débiles. Siempre en tu arranque hubo un fondo donde hiciste piecito. Hablemos de ese fondo, ya no de tu esmero, sino de tu sentido del tiempo. Aprender a cortar el tiempo. Quiero que intentes por un segundo ver a Aries como el filo, el risco, un borde. Tu parte frágil más reactiva, tu parte honesta más desconcertada, tu parte tonta, torpe, la que rompe con el silencio. Escribir siempre es romper algo. Romper es hacer una transgresión que revela los flujos profundos. Solo entendemos las normas de tránsito cuando cruzamos en rojo y nos pegamos un palo. Si dejamos de idealizar el arranque, el freelo, el 115%, the extra mile, your 1.000 hours, tu mérito y tu medalla tal vez la fuerza de tu labor no sea medida por la pasividad de los que te rodean. Tal vez Aries sea después de todo, ya no el signo donde las cosas arrancan, sino el espacio para la transición.



Estoy acostumbrado a escuchar que #Tauro significa la valorización, la materia, el placer, que sin Tauro no hay cuerpo. Todas esas palabras me parecen demasiado fuertes. Lo único que no puedo simbolizar es mi cuerpo, porque es lo real. Lo Real en serio, posta posta final. Tal vez nombrar a Tauro como el cuerpo sea el placebo más falopa de todos, que en serio nuestro cuerpo es ese toro, o esa vaca ¿y como viven las vacas? El símbolo no es lo Real pero cómo juega. Si Tauro es el cuerpo estoy construyendo un mundo donde el cuerpo es un recurso a explotar, porque si ahí está el valor, el valor está fabricado en referencia a un valor relativo con respecto a otras cosas. Necesito pensar una astrología de pensamientos débiles. Siempre que Tauro sea el cuerpo voy a pensar que el cerebro está en otra parte. Quiero que intentes por un segundo ver a Tauro como la hartazgo, el cansancio, un hueco dónde esconderse. Si pudiera darte algo sería todo mi cansancio, el límite que descubro, todo transpirado y fusilado, en un mundo que idealiza mi explotación y cree que valgo mi libra de carne. Tauro fue alguna vez el Dios de los Pactos, la nobleza y la honestidad de quiénes pagaban sus deudas, porque el origen del dinero es absolutamente sagrado, el oro sirvió para pagar nuestra deuda con los dioses. Lo sacamos del fondo de una mina en la tierra para enterrarlo de vuelta en la bóveda subterránea de un banco. Los bancos son nuestros templos ¿no es Tauro el más espiritual de todos los signos? En su trabajo lento pone la mesa para celebrar la misa. Ahí goza el espíritu, en el cuerpo de las ideas ¿A vos te parece lento lo que hace una planta? Yo veo un árbol y veo un ser vivo que no para de laburar. No tengo inocencia, y en esto soy bien testarudo, valor y trabajo existen porque hay patrones de estancia que vigilan, ojos de Amos que engordan ganados. Miro a Tauro al ojo y me contesta: integridad. Mi fuerza es rebelde porque no es mía, solo trabajo para otros, porque soy con otros. Tal vez Tauro sea después de todo el sueño cansado de tu jornada laboral.



Estoy acostumbrado a escuchar que #Géminis significa comunicación, movimiento, contradicciones, que sin Géminis no hay palabra. Todas esas palabras me parecen demasiado fuertes. Cuando pienso en Géminis pienso en el eco, cuando estás en un lugar gigante, vacío y tenebroso, y pegás un grito y parece que el grito vuelve ¿los espacios hablan? ¿los espacios repiten lo que una dice?. Si Géminis es la palabra estoy construyendo en mi mente una servidumbre al logos racional, descifrable, comprensible, estoy diciendo que solo la palabra puede hacer que hablen los lugares, y no que los lugares hablan sin palabras. Necesito pensar una astrología de pensamientos débiles. Quiero que intentes pensar a Géminis como el enredo, el malentendido, el cifrado y el enigma. Una llave secreta que existe en el aire, en el sonido que viaje por el aire, en el perfume que viaja por el aire, una mezcla entre ruido y música, antes que exista la memoria. Quiero que pienses en esos bailarines de danza contemporánea que explotan el cuerpo por el escenario y vos, en tu pequeña butaca, en el medio del público, sentís que entendiste exactamente lo que te querían decir, quiero que pienses en cuando ves un enchufe y encontrás una carita enojada, en tu potencia de interpretar las apofenias y decir “acá me están diciendo algo”, pero nunca hubo ninguna comunicación. Es algo blando, porque un rostro dice mensaje, y es algo duro, porque significa una cosa y no significa la otra, como la identidad. Si yo digo que Géminis es un mensaje entonces creo que se puede interpretar y que nunca va a decir otra cosa. Géminis es la identidad porque nunca la identidad es individual. Una identidad, como una lengua, le pertenece a una comunidad que está viva, late y cambia. La identidad, después de todo, es collage, es nostalgia, es mezcla de pasados, de afectos, de vínculos con los otros. Pero ese brote es tal vez la variante más singular de la orquídea más rara de la selva, una variante extraña que se hace camaleón para sobrevivir y se rehace de nuevo para seguir cambiando. Tal vez Géminis sea después de todo nuestra diferencia.



Estoy acostumbrado a escuchar que #Cancer significa maternidad, casa, alimento, que sin Cáncer no hay memoria. Todas esas palabras me parecen demasiado fuertes. Cuando pienso en Cáncer pienso en el sudor, en la mugre, en los escombros. Si Cáncer es la casa estoy construyendo en mi mente la idea que casa es sólo aquello que se sedimenta, que se cimienta, que se enraiza, y no todxs tenemos esas casas, mucho tiempo en mi vida mi casa fue una caravana, y mucho tiempo en mi vida mi casa fueron mis amigos, ¿tu idea de casa te la dio una inmobiliaria? ¿diste por sentado que una casa está asentada en un sólo lugar? Nido no es casa, memoria no es casa, las casas se parten, se rompen, sin embargo algo es casa para quién no tiene casa, casa es más que departamento, casa es más parecido a cuerpo que a lugar. Necesito pensar una astrología de pensamientos débiles. Quiero que intentes pensar en Cáncer como el sudor del trabajo, el cansancio de tener el cuerpo y la voz expuestas todo el día, el pesimismo, la parte semejante entre tus diferentes. Ahí dónde tenemos el cuero duro de haber aguantado que nos critiquen, y la parte blanda que se necesita para sintonizarse con el dolor del otro, esa simpatía, vibrar en esa nota, entreabiertos. Si yo digo que Cáncer es la memoria, miro los libros que leí y ya me olvidé y pienso “esa es mi casa”. Yo no me mudo porque junté muchos libros, es más, yo me mudé para poder tener más libros, y ahora no sé dónde dejarlos, por eso no me mudo de acá, un loop. Quiero que mires ese loop a los ojos hasta que encuentres la variante, o te hipnotice, me da lo mismo, no tenés que entender todo lo que te pasa, con sentir alcanza. Más que un recuerdo me parece que Cáncer es un olvido, un cambio de piel, otro sustento, esa planta agradecida que ahora está chocha porque la sacaste del balcón, y no tenía como decirte que se cagaba de frío más que ponerse oscura y pegajosa. Así estoy, oscuro y pegajoso, abajo de mi propia mugre, esperando el cambio de luna. Tal vez Cáncer es nuestra sensibilidad, el cuerpo como el cuarto oscuro dónde me doy por revelado, mi propia materia fotosensible, el registro de que acá sabemos lo que se siente.



Era más fácil decir no entiendo, paso, no sé, vemos que hacemos, pero no, acá me tenés, hablando sin parar y explicando algo que sé más o menos, a gente que no le importa, y perdiendo mi tiempo para que nadie piense que no vaya ser que yo no sé como arreglar este problema, ese accidente automovilístico en cámara lenta, ese tacho de basura en llamas cayendo por el precipicio, yep, thats me, necesito hacer una astrología de pensamientos débiles, y dejar de decir Leo brillá, Leo sos el centro del show, Leo tenés que liderar, bien podrías ser el centro del problema y todos pierden si no podés evitar regodearte en tu narcisismo, la primera lección fue saber cuando irse de la fiesta, sé tu mismo, sos un líder, guíanos hasta fracasar, calm the fuck down, ¿qué les pasa? ¿sólo se aprende a los golpes? estoy cansado de decir que Leo es el yo, especialmente en esta cultura dónde yo es show, o sos cringe o sos free, si sos cringe nunca vas a ser free, vas a tener las voces imaginarias de los juicios imaginarios de todos tus enemigos imaginarios bajándote el pulgar forever, y si sos free, cagate en serio en tus preconceptos, si sos free no estás esclavizando a nadie y nadie te está oprimiendo a vos, ubicás lo que te digo ¿verdad?, sin compromisos, sin expectativas, free, qué digo por Dios, ya sé que es imposible, me gustaría que hagamos un trato, no todo el mundo tiene la suerte de hacer lo que le apasiona, podemos intentar bajo este Sol de invierno mover la pasión a otra frontera, ¿podemos elegir mejor el curso de la pasión? que se haga dínamo y boomerang con los que mejor nos entienden y dejar decirle "intensidad" a la frustración que alimentamos con nuestra demanda, después de todo Leo tal vez sea discernir dónde está lo vital.




Hay una vieja tradición que asocia a #Virgo con los truenos, es complejo pero viene por acá: hace muchos siglos existía una teoría que postulaba que del centro de la Tierra se iba a producir un nuevo planeta, el planeta iba a parir una "tierra más pequeña", un nuevo satélite, y este planeta iba a llamarse Vulcano, en honor al dios de la forja, que hablaba del trabajo silencioso, interno, de toda metalurgia que ocurre bien adentro del horno, pero también al aire libre, en público, al servicio de los demás, siguiendo un patrón pensado por el cerebro que torcía y ablandaba la materia en la matriz para hacerla renacer en una nueva forma, en la metalurgia se forjaban los escudos que defendían la vida de los soldados, las armas que mataban al enemigo, y los platos sobre los que comen los niños, y las herramientras para las manos obreras que trabajan la tierra, Vulcano entonces iba a ser el nuevo regente de Virgo, tradicionalmente asociado con la metáfora del trueno, porque el fuego se sigue del rayo, también Vulcano era el tránquilo, la labor silenciosa de quién amasa y trabaja junto al horno del panadero, quién conoce los tiempos lentos de la cerámica, y también quién conoce el estruendo simbolizando la interioridad insonsable de Virgo, y los repentinos volcanes que de un momento a otro escupen toda la fuerza interior de la tierra, necesito hacer una astrología de pensamientos débiles, de teorías en desuso, de hipótesis vencidas, de símbolos más o menos opacos, que puedan servir de un lienzo para ver otra cosa, pensar otra cosa, imaginarme que Virgo puede ser algo más que el orden, la rutina y la mente, quiero encender los tres fuegos de la Vulcanalia y ver en Virgo las sacerdotisas y los flamens inspirados, que en ritos y en oficios torcían la palabra para dejar de hablar nuestra lengua y traducir una naturaleza sangre, que hable la divinidad en la tierra, que lo mundano se vuelva divino, que lo ordinario se haga mágico, hacer un hueco en la tierra y comer de ahí.



Quiero hablar de #Libra pero decir algo más grande que yo, que vos, que un puente, hace muchos años dije “quiero que crucemos un puente y seamos el puente” y unos astrólogos me dijeron “no es tan Libra”, me partió al medio, eso, ahí estaba, mi narcisismo resistiéndose a la crítica, el afuera leyendo cualquier cosa menos lo que quise decir, la ternura de la palabra puente y alguien insensible diciendo “no, eso no es Libra”, me gusta, me voy a agarrar de eso, de otro punto de vista, del otro que me desarma, cuando decimos Libra decimos amor, cooperación, equilibrio, y usamos la idea de la balanza, de que todo va en su justa medida, que la armonía y la belleza y todo eso, estoy tratando de decirte que la balanza no me interesa porque tiene dos términos contrapuestos dispuestos en valor relativo entre sí, te estoy diciendo que la balanza me importa por el caño en el medio que une los dos extremos, que es fuerte para no romperse, que es flexible para no quebrarse, que está sujeto a su ambiente, a los cambios, al desorden, que es realmente artificial la idea de justicia, hay que ser suaves para ser fuertes, quiero hacer una astrología de pensamientos débiles y me gustaría que pienses en Libra como la araña, me lo inventé porque la verdad que Libra suele ser la mariposa o el camaleón pero te ruego seguime en esta, la araña vive enredada, y como en un concierto de cuerdas cuando algo cae ahí el tejido está tan interconectado como un piano, la araña entiende perfecto en que parte ocurre cada cosa, majestuosa, desfilando, la elegancia de la araña y también su letalidad me hablan de Libra como el lugar dónde tejemos hilos que nos atan y nos enredan con los otros, la paciencia, tirarse al vacío y estar cayendo pero también estar tejiendo, esa gracia entre dejarse caer y saber cómo caerse, esa relación con el vacío y con el silencio, el camino solitario de la tejedora y la paciencia de los cazadores que trazan la estrategia mucho antes de tener una presa, quiero quedarme con eso, tal vez Libra sea después de todo los nudos que nos atamos al cuerpo para no perder el equilibrio, para poder salir de la cueva, una elaborada trampa que nos permite la supervivencia.



Llegamos a Escorpio con la lengua afuera y juntando las tripas del piso. Soy un queso lleno de agujeros, una bacteria me ayudó a fermentar pero algo de este aire caliente me pega mal ¿soy el queso o soy el espacio vacío? Me busco ahí, en la ausencia de mi, para decirme sos cambio. Antes era leche, ahora soy la via láctea. Me la creo la del cambio y me digo a mi mismo que soy capaz de hacer todo, pero no puedo transformar tu corazón, no puedo controlar tu cerebro, y si bien sospecho con buen olfato que eso que me dijiste ayer es una mentirita blanca tengo que seguir adelante como si esto fuera una guerra. No puedo controlarlo todo pero si no controlo nada me hago mierda. Generalmente cuando se habla de Escorpio se habla de fenixear, de transformarse, de muerte y resurrección, pero yo no tengo ninguna línea directa con la fuente de la inmortalidad para vivir tantas vidas ¿no será muy costoso tener que volverme metáfora para morir y renacer solo porque ese chico no me contesta los mensajes? Necesito hacer una astrología de pensamientos débiles: muerte psicológica, regeneración espiritual, kundalini kármica y no sé cuantas pavadas más me parecen mucho. Quiero sarcasmo. Quiero hablar de Escorpio como ese terremoto mental que es la risa, la gente se caga de risa, se mea de risa, se muere de risa, la risa pasa por el cuerpo y lo deja rejuvenecido pero también lo arrasa, es la risa la que conecta partes del cerebro antes desconectadas y te explota la mente como una bomba atómica y lo único que podés hacer es ese ruido que sale de las tripas y el estruendo es total. Quiero que pienses en Escorpio como lo que punza, lo que toma el problema y en vez de enredarse adentro lo arroja, y cuando lo arroja lo hace fuegos artificiales, lo estalla y lo resuelve, no hay nada más complejo que reducir las cosas a sus partes más sencillas, arrancar de raíz la forma, deformarla hasta la reforma. Escorpio es después de todo la fuerza creativa de la destrucción.



Dos papeles mugrosos pegados en la pared en una oficina hace 50 años. Una videocámara los captura. Los miro en Youtube. Solo hay eso. "Yo Arte" y "Pinte primero, pregunte después", eso dicen. Suena la alarma del celu, me avisa que me apure, que estoy llegando tarde a algo, empiezo en el medio del loop de la alarma a pensar en #Sagitario y su relación con la síntesis. Quiero hacer una astrología de pensamientos débiles. Cuando decimos Sagitario decimos síntesis, idealización, conocimiento, la casa novena era después de todo el gozo del Sol y un lugar de adoración, era la mansión de Dios. Me pregunto si cuando hablamos de síntesis hablamos de una especie de alquimia escorpiana y de sabiduría capricorniana dónde Sagitario desde el centro es quién pule, refina, conceptualiza y quién lija la madera hasta dejarla lista. Si Sagitario gobierna la lija entonces ¿qué hacemos con la arenilla, con el polvo, con el descarte? Porque ya sé que si le pongo un ideal superlativo a Sagitario la punta de la flecha sola te va a llevar a los más delirantes espacios de auto exigencia y falta de verdad. Es inútil que me esfuerce en idealizar a Sagitario si la arlama está sonando otra vez. El loop no me distrae, me concentra, me sirve ese ruido insoportable para encontrar un silencio mío, acá adentro, el silencio de poner la mente a andar. La arenilla, la basura y lo descartado de Sagitario me obsesiona. Quiero ir por los pisos juntando todo lo que se descartó, preguntarme si fue arbitrario o fue una inferencia y con esos restos hacerme una escultura de resina, flexible, un producto, y a esa escultura de resina prenderla fuego, y que el humo tóxico y negro escriba círculos en el techo blanco, como cuando pasa un fuego y deja marca. Voy a fotografiar esos círculos y voy a descifrar su circunferencia, su lenguaje interno, tal vez después de todo Sagitario sea las decisiones que no tomamos, porque no es realmente abundancia si no tiramos un poco de fuego al techo.





Capricornio bien podría ser la historia de las postergaciones, de lo procrastinado, lo que ha sido pospuesto y queda en la fila de pendientes con una mirada acechante, asesina, porque eso que no hice lo uso para clavarme clavos en los dedos y darme latigazos en el lomo, en mi lomo obrero de cabra vieja, quiero pensar una astrología de pensamientos débiles, si digo Capricornio y lo primero que pienso es ‘trabajo’ entonces estoy olvidándome de las condiciones socio económicas que hacen al trabajo algo respetable, obligatorio, desigual, cansador, en el trabajo soy mi propio lumpen, ¿que tiene de distinto el trabajo en Capricornio que no lo puede tener cualquiera de los otros 11 signos? ¿es más digno? ¿está mejor hecho? ¿para los ojos de quién? Me interesa el Gran Hermano que digita las relaciones del trabajo, no el signo que mejor se siente cuando le toca ser el burro de carga, igual no lo desprecies, el burro tiene muchos cuentos para contar porque después de todo, es el que lleva la carga, no me convence que la astrología te diga “sentite satisfecho con trabajar porque sos Capricornio”, puedo entender la razón de estabilidad que le trae a cualquier signo de tierra o de aire el trabajo pero Capricornio es más parecido a un dandy con gustos exigentes que realmente a un símbolo abstracto de la renuncia narcisista por la proletarización, castillos de arena en las nubes de playas precarias y violentas, creo que soy claro cuando digo que la lección de humildad para el signo de la cabra no suele venir por la profesión, creo que Capricornio es después de todo la eficiencia con la que entro y saco las patas del barro, en cualquier trabajo o bajo cualquier disfraz Capricornio es lo sobrio, lo medido y la astucia de la experiencia, no jodan conmigo muchachos, esta no es mi primera vez en el rodeo.



Cuando pienso en Acuario pienso en la red, es el único signo que se ha visto permeado por ideas modernas y hasta revolucionarias podríamos decir: la novedad, romper con las modas, el desconcierto de una creatividad que es como un rayo y que se abre paso en la tormenta. Me gustaría pensar una astrología de pensamientos débiles ¿no será que estamos poniendo la vara un poco alta? ¿todxs los acuario están obligados a romper las reglas, a ser los distintos, a quebrar la norma? A veces pienso que es una forma amigable de reconvertir el antiguo aforismo saturnino de que Acuario se excluye, que padece ser diferente e incomprendido por otros, y viene el chupete astrológico a decirte “no sos raro, sos revolución”, creo que eso es una forma de mentira, a veces inocente, a veces perversa. Si yo te pido que seas la revolución te estoy pidiendo que armes el caos con la guillotina y derribes el orden establecido. Pero nadie derrota el orden establecido en soledad porque nadie hace la revolución en su cabeza. Es con la cabeza de otros que hacemos el futuro. ¿Como hago para potenciar la fuerza de tu originalidad y tu autenticidad sin dejarte pedaleando en el aire? Acuario es entornar la puerta que nos saca de lo humano. ¿Hay astrología posthumana? ¿la innovación es la fantasía del progreso? Si Acuario es libertad ¿es una captura o un escape? Quiero que pienses en Acuario como el ágora de la democracia ateniense, pero también como el oasis donde los animales toman agua, y predadores y presas hacen una tregua y no se atacan. Le decimos la rueda de los animales pero el zodiaco es un devenir balanza, devenir centauro, devenir aguatero, ánfora, flecha, el devenir del zodiaco excede lo humano, Acuario es el concierto, pero no de la orquesta sino de la manada, esa inteligencia que tenemos cuando somos más que yo, cuando potencia, agente y agencia se intercalan y se aumentan entre sí, descubrir lo que un cuerpo puede, no la mente, someterse al cambio y su costo, quemarme la gorra, escribir en mi vida una historia más grande que yo, tal vez después de todo Acuario sea salirme de mi para llegar a nosotros, sin miedo a lo inmenso.



Cuando pienso en Piscis me desvelo, me pasé el día viendo el cursor titilar y pensando y pensando y tratando de tipear. Dejé de pensar y empecé a sentir y la cosa se puso enmarañada, complicada, no quería que me traiga a esa otra parte del cerebro que algunos le dicen corazón y acá estoy, con el cerebro en la mano y la emoción en carne viva. Cuando hablamos de Piscis hablamos de la creatividad, de la disolución del ego, de un lugar liminal dónde todos somos un poco el otro y el otro se contagia un poco de mi. Me gustaría abandonar esas ideas de Piscis por un segundo para hablar de la confusión que acarreamos en la astrología moderna creyendo que esa información le pertenece a Neptuno, el planeta regente moderno de Piscis, por ese sistema de lectura, esto fue a parar a la casa 12, como el espacio liminal dónde todo acaba y la psiquis se regenera en soledad, se repara, se aísla, se esconde y se guarda en su estado anfibio umbilical. No hay nada más lejos que la realidad: si el ascendente apunta al Este, la casa 12 no es lo que está oculto, es lo que está a la vista. Es el sol saliendo en el amanecer, son las estrellas fulgurantes que se alzan al comienzo de la noche. Quiero pensar una astrología de pensamientos débiles y dejar de tomar prestadas palabras del psicoanálisis y hablar de que lo que amanece por el Este está a la vista, porque nuestra misión más profunda está a la vista, nuestro propósito es inescapable, nuestra oportunidad de reparar el mundo está frente nuestro. Quiero pensar una astrología de pensamientos débiles y recordar que cuando sufre el mundo una fibra nuestra se estremece, sintonizarse con esa melodía es cuestión de un oído muy fino, y tal vez después de todo Piscis sea el médium que traduce el latido del mundo.