Las 12 lunas de la astrología, otro enfoque

 PLENILUNIOS, NOVILUNIOS Y QUÉ ES ESO QUE BRILLA DE NOCHE

La Luna está muy sobreexplotada. Hay calendarios lunares, libros de astrología psicoanalítica sobre la Luna, millones de posteos en internet sobre la Luna, el tema de la luna está agotado. Es súper difícil escribir algo novedoso y que no sea repetitivo sobre la Luna, pero lo voy a intentar.

En mis años de astrólogo, en el estudio y en el campo, observé algunas cosas importantes que ocurren con nuestro signo lunar, y cómo este se relaciona con las lunas que brillan de noche en el cielo. Estas consideraciones, por momento introductorias, abrevan mi experiencia sobre sus ciclos, y la importancia que tiene esta luminaria en nuestras relaciones y nuestro temperamento.


Los ciclos mensuales del Sol y la Luna

La Luna es el satélite más próximo a la Tierra, y su influencia en la astrología es notoria. Cuando recibe aspectos planetarios se nota y mucho. Todos los meses transita cuatro etapas que van de la Luna llena a la Luna nueva (y a veces puede ser al revés por algunos años, por supuesto) y da la vuelta completa al zodíaco en alrededor de 29 días. 

La Luna afecto el tono y el temperamento con el que enfrentamos diferentes desafíos personales y vinculares. No es lo mismo una Luna llena rutilante en el cielo, aspectada por Marte, que nos va a lanzar disparados por los aires llenos de optimismo, que, por ejemplo, una Luna nueva aspectada por Saturno, que nos va a transmitir un ánimo más enfocado en revisar y tomarse las cosas seriamente. 

Es importante tener encuentra que si bien la Luna en la astrología caracteriza factores súper íntimos de nuestro ser, también expresa movimientos colectivos. Algo del temperamento social, algo de “la calle”, algo de nuestra convivencia en sociedad también manifiesta a veces expresiones de la posición actual de la Luna. 

Repasemos algunos de los ciclos de la Luna y sus temperamentos astrológicos:


Plenilunio (Luna llena)

Ocurre una vez al mes cuando Sol y la Luna están en el grado opuesto exacto del zodíaco. A cada Sol en cada uno de los 12 signos le corresponde una Luna llena en su signo opuesto. Es el momento de expresión, de manifestación y de integración de los opuestos. Los desafíos y las problemáticas del mes que viene manifestando el Sol encuentran una forma global y totalizadora en su Luna llena. Es un momento óptimo para los estrenos y lanzamientos importantes, y además señala un vigor por el entendimiento en el plano colectivo, una necesidad de “encontrarnos”, reunirnos o fusionarnos de alguna forma. 

Es frecuente que abunde la energía o la euforia en esos días y cueste descansar por la noche. Lo que debemos considerar es que durante Luna llena la energía es “agotada por completo”; sea cual sea la tarea que se lleva adelante, la fuerza que se expresa es gastada en su totalidad. Algunas lunas llenas ocurren por la mañana o en la madrugada, por lo tanto sus efectos pueden empezar a palpitarse un día antes de que se ponga llena.

Cuando durante un mismo mes tenemos dos lunas llenas, a la segunda Luna la llamamos “Luna azul” o Blue Moon. Es un fenómeno infrecuente pero muy intenso, ya que refuerza la energía mensual en diálogo del Sol y la Luna.


Novilunio (Luna nueva)

Es el momento de recogimiento y reunificación del Sol con la Luna. Ocurre una vez al mes, cuando ambas luminarias se encuentran en el mismo grado del mismo signo zodiacal. Aquí se ve reforzada la necesidad de integrar características del signo en el que cae esa Luna nueva, así como también notar las debilidades o puntos flacos de esta energía. El vigor baja, se pone densa y difícil de maniobrar. La memoria, la susceptibilidad y todo lo “lunar” entra en juego. Pide cucha. Demanda reposo, revisión, hidratación, higiene, desintoxicación y renovación de las fuerzas físicas y mentales. 

Es como si el Sol y la Luna hicieran un “pacto” y se propusieran algunos desafíos energéticos que serán expresados en la Luna llena que vendrá luego. En cierta forma, aquí se traban importantes acuerdos y alianzas, y se dan también finales y conclusiones. Lo que sea que se disponga en Luna nueva es “comienzos”. Ahora bien, la energía mensual empieza deshaciéndose de lo que no necesita, ya que para comenzar este ciclo, debe contar con lo necesario. Lo que “comienza” aún no se ha “lanzado”, no es un estreno, es el primer ensayo. Es poner la semilla, no hay árbol aún.

Una vez cada 29 meses se da una segunda Luna nueva en el mismo signo del zodíaco. Es conocida como “Luna negra”, o Blackmooning. A pesar de su rimbombante nombre que inspira ocultismo, vela, bruja y calderos, y más allá de las diferentes consideraciones espirituales para diferentes religiones paganas, es un refuerzo de este temperamento lunar de recogimiento. Todo bien.


Luna vacía de curso

La Luna vacía de curso es un término anticuado. En la astrología medieval se tenía mucho en cuenta y de alguna forma un poco arqueológica sigue siendo considerado, muy cada tanto, por cierta astrología de redes sociales. 

Entre los movimientos que hace la Luna en sus 29 días de circulación, tres veces (por lo menos), durante algunas horas, no hace aspectos astrológicos de ningún tipo con ningún planeta. Este lapso es considerado como el momento “zen” o el momento “silencio” de nuestra intimidad. Es no solo un descanso sino una introspección máxima. Mientras escribo estas líneas estoy en una Luna vacía de curso y me siento totalmente involucrado con la escritura, con un tecito de limón y mirando el amanecer por mi ventana. Hay muchísimo folklore sobre la Luna vacía de curso pero lo que seguro podemos señalar es que es un tiempo de alto y de stop ante ciertas desconcentraciones, ciertos ruidos y cierta prisa que podemos encontrar a nuestro alrededor normalmente. Tomemos provecho de esto para la corrección, la limpieza o el reposo.



Eclipses

¡Ay, cómo se ponen todas cuando se viene un eclipse! No te preocupes, en el medioevo se ponían peor, y en las religiones que adoraban al Sol se vaticinaba el fin del mundo, o se hacían sacrificios humanos en masa para “detener la furia de los dioses del cielo”. Tranqui. Estos eventos son tanto astrológicos como astronómicos. 

Un eclipse ocurre en el punto de intersección entre la Luna, el Sol y la Tierra, cuando estos quedan alienados o interpuestos. Anualmente tenemos por lo menos dos eclipses. Cada tanto tenemos la suerte de verlos en el cielo, como en el caso de los eclipses totales de Sol (la Luna interpuesta por delante del Sol) y, un poco menos frecuentes, las Lunas Rojas (la Tierra interpuesta entre el Sol y la Luna). 

Estos fenómenos ópticos colorean el cielo de diferentes formas. Incluso hay algo llamado “turismo astronómico”, que es básicamente gente viajando por el mundo para presenciar el próximo eclipse importante que vaya a ocurrir. Son momentos increíbles, donde la naturaleza exhibe su belleza soberbia, y para la astronomía son objeto de estudio minucioso en algo conocido como ciclo saros. Un saros dura 18 años, y describe cómo está posicionada la Tierra y cómo se dan rítmicamente las 223 “lunas nuevas” durante ese período en nuestra órbita, y así se puede predecir cuándo serán los próximos eclipses y en cuáles partes del mundo serán visibles.

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de “aprovechar” astrológicamente un eclipse es dónde está ocurriendo en tu carta natal, y cómo se interconecta con la seguidilla de eclipses pasados (entre 2 y 5 años). Los eclipses corresponden a ciclos largos y complejos, y ocurren aproximadamente cada 6 meses o un poco más.  


Los eclipses dentro de mi mapa astrológico

Si conocemos en qué signo de tu carta natal ocurre un eclipse, en qué casa y con qué planetas de tu mapa personal se involucra, podemos entender qué área está recibiendo esta fuerza primitiva y superintensa, y analizar qué objetivos estás proponiéndote en ese momento: cada casa astrológica señala asuntos o temas que están pasando la prueba del eclipse, sea en el AS para nuestra imagen o para alcanzar nuestras metas, o en el MC para reformular y comprometernos en algún proyecto laboral. 

A partir de ese registro consciente es que podemos considerar qué cambios realmente pudimos hacer en ese período, hasta que venga el siguiente eclipse, que contesta el primero, y así sucesivamente. 

Los eclipses son cambios de párrafo, puntos y aparte en un continuum, y no ocurren aislados de todos los movimientos astrológicos. Son puertas que nunca están cerradas y su propuesta es aceptar o rechazar. Yo (nosotros) tomo (tomamos) este camino o rechazo (rechazamos) este camino. Un eclipse no “me pasa”. Cuando un eclipse ocurre nosotros contestamos, reaccionamos, respondemos y actuamos, activamente, sobre este desafío, lo traspasamos. No hay un “deber” de los eclipses, no hay “un” modo de actuar bajo los eclipses, la forja se hace en la fragua.

La astrología propone analizar la acción de los eclipses en nuestra carta dentro de un período que va de 2 a 5 años. Durante ese lapso es necesario comprender cómo se encuentra nuestra matriz afectiva y familiar, nuestros vínculos inmediatos, y cómo se convive y se convivió durante ese tiempo, y qué necesidades tienen estos vínculos y tengo yo en relación con ellos. Este peso de lo vincular es fundamental. Sin la dimensión grupal, tribal, filial, amistosa y colectiva, los eclipses son una fantasía de nuestra imaginación. El pulso de los eclipses es también la unión, el entendimiento, la convivencia, los puntos de juntura que nos enlazan con nuestros afectos. Es por esto que no debemos sorprendernos si bajo una temporada de eclipses vemos sufrir cambios en estos tejidos afectivos, o vemos la transformación, el crecimiento, la independencia o la cohesión de nuestro entorno más próximo. La fuerza de los eclipses es tan cruda y primitiva que traza de algún modo una línea con nuestro linaje, con nuestros ancestros, y con la evolución constante que hacemos durante el tiempo, en toda su diversidad.

Habitar la luna


La astrología contemporánea se ha ocupado de darle un carácter importantísimo en la interpretación de la carta natal a la Luna. En diferentes corrientes se la asocia con lo que se entiende por el inconsciente humano, en términos de la psicología tradicional. Es decir que en la Luna se encuentra lo que traemos desde nuestra infancia, nuestras pulsiones más profundas y las motivaciones a veces desconocidas de nuestros actos.

Muchas veces vamos a leer a la astróloga decir que la Luna “quiere” algo que no podemos satisfacer, o que no podemos evitar, como si fuera una especie de impulso o de compulsión, que de algún modo nos da “órdenes” que hacen eco, lo sepamos o no, sobre nuestras carencias afectivas o nuestro estado de ánimo.

Si en la energía de la Luna se representa nuestro inconsciente, debemos entender que algo de su temperamento habla de nuestros instintos, pero no pasa por lo que comprendemos “racionalmente”. Si es inconsciente sólo lo podemos comprender cuando se repite, cuando retorna, cuando ese comportamiento se expresa como impulso, cuando es reiteración. ¿Por qué vuelvo una y otra vez a este comportamiento? ¿Por qué en este vínculo siempre respondo del mismo modo cada vez que siento miedo o enojo o pasa algo que no me gusta? Ahora bien, la pregunta por el “por qué” debería ampliarse, ya que también hay un “cómo”, un “cuándo” de esos comportamientos.

Más allá de interpretaciones que psicoanalicen nuestra conducta, lo que sí podemos reconocer es la capacidad de la Luna para ser el resguardo de nuestra intimidad, de nuestro ánimo más personal. Es por esto que muchas veces la astrología contemporánea sostiene que “tendemos a refugiarnos” en los comportamientos del signo de nuestra Luna cuando estamos vulnerables, desprotegidos o flojos, ya que esa energía nos devuelve la seguridad, nos “cobija”. Algo de esto también se pone en juego en nuestros vínculos y en con quién compartimos nuestra intimidad. Por eso, cuando estamos atravesando este tipo de procesos súper íntimos y personales, se dice que estamos “alunados” o “atrapados en la Luna”, porque nos sentimos más identificados con nuestra Luna antes que con nuestro Sol o nuestro ascendente.

En los últimos años la astrología viene trabajando en construir un discurso alrededor de la luna que simboliza la psiquis, el inconsciente y la seguridad del individuo. A mi un poco me gusta pensar a la Luna un poco más tradicionalmente, como la llamaban los antiguos “la Fortuna”, es decir todo el universo cambiante del ser humano, un poco como la vida emocional pero también nuestras memorias, nuestra apertura ante los otros, nuestro cerrarse ante los otros, nuestro tiempo para nosotros, el aprendizaje del autocuidado, nuestras inconstancias y nuestras certezas sobre sobre el afecto, ese lugar que llamamos hogar, Patria, mis raíces.
La mayoría de las veces nuestra Luna está en un signo diferente a tu Sol, que es tu signo solar, el de tu cumple, y a veces está en el mismo signo del Sol. Podríamos decir que la mejor forma de poder llegar a la realización de nuestro Sol es pasando por las necesidades de nuestra Luna, lo que se nos demanda como un mínimo necesario para estar en plenitud, es ese tiempo de nutrición, privacidad y bienestar.



Las 12 lunas astrológicas:


Luna en Aries: Impaciencia, enojos repentinos, respuestas primitivas, poco pensadas. Aburrimiento fácil, poca tolerancia a la frustración. Si tu Luna está en Aries, intentá calmar el ritmo de tus emociones y pensamientos, disfrutá el momento presente y escuchá más a las personas a tu alrededor. Esta Luna es un refugio de apuro, de perro rabioso, de “solo contra todos”. Necesita tener actividad todo el tiempo y drenar su energía. A la vez, tiene una increíble capacidad de recuperar fuerzas y superar dificultades.

Luna en Tauro: Inseguridad, inestabilidad, torpeza, excesivo pragmatismo, si no lo toco no lo entiendo. Primero están las necesidades materiales y después hablamos. La necesidad de certezas lleva al control y a la dominación de otros, es importante examinar este aspecto ya que es difícil negociar si no entiendo a quién tengo enfrente. Si tu Luna está en Tauro, podemos empezar por aceptar el cambio como parte del movimiento, la autoestima no se valida en el exterior y la aceptación de las limitaciones de los demás es fundamental.

Luna en Géminis: Habla compulsiva, racionalización de las emociones, codependencia que inhabilita la acción, falta de impulso, búsqueda de validación, imposibilidad de actuar sin la observancia y la opinión de otros. Si tu Luna está en Géminis, profundizá más en los motivos y las razones necesarias, no rehuyas del conflicto y del compromiso, la honestidad mantiene alianzas y afectos sólidos con los que podés contar, y cuyos estados de ánimo y límites podés percibir fácilmente. Así ejercitás la escucha.

Luna en Cáncer: El cobijo de otros, cubrir sus faltas, alimentarlos, cuidarlos, incluso si eso significa desatender mis necesidades. Hacerse cargo de todo. Se pierde la objetividad al entrar en confusos estados emocionales difíciles de descifrar por los demás. Si tu Luna es Cáncer se debe forjar la independencia y fomentar la capacidad y la eficacia en los vínculos, servir todo en bandeja incentiva que los otros no puedan proveerse por su cuenta. Encontrar límites y decir que no es crucial. Esta Luna se fortalece con las virtudes de tu ascendente. No es todo tu culpa.

Luna en Leo: Disputas imaginarias, descontrol o voracidad, drama, falta de autocrítica y de humildad. Asocian afecto con admiración, tienen debilidad por los elogios, lo que es fuente de múltiples confusiones. Exigente, inconformista, necesita formar la posición económica que sueña. Si tu Luna es Leo es importante escuchar a los demás, sus necesidades y sus críticas, salir de la lógica halago o insulto. Esta Luna se fortalece con las virtudes de tu Sol.

Luna en Virgo: Turbina, manías hipocondríacas, sentirse atrapada en la mente. Se da manija hasta pasarse de rosca, busca el control de todo y de los otros, y niega el hambre o el sueño. Viven sus emociones en silencio, acumulan rencor innecesariamente. Es importante mejorar la comunicación con los demás. Si tu Luna es Virgo la palabra es fluir, bajar las expectativas, disfrutar del caos y la voluptuosidad de la naturaleza. Aprender a delegar y tolerar ayuda. Aceptar las imperfecciones de la vida permite una relación más fluida con tu espontaneidad.

Luna en Libra: Timidez, condicionamientos personales, no animarse a levantar la voz, dificultades para dar una opinión, renuencia al conflicto, deber por “hacer feliz a alguien”, mantener una imagen ante las amistades, terror de alterar la paz, mentiras blancas y manipulación “por el bien de todos”. Si tu Luna es Libra conocé bien tus miedos, tus límites, tus debilidades y fortalezas, solo sabiendo vas a poder mostrar la mejor versión de vos misma, encontrarte en tu parte auténtica y trascender relaciones superficiales, volátiles o por compromiso.

Luna en Escorpio: Temor de exhibir sus emociones o sus pensamientos, oscuridad, muy darks, profundidad incomprensible, extremismo innecesario, desprecio a sentirse vulnerables. La búsqueda de que otros comprendan a fondo tu intensidad te mete en pantanos. Si tu Luna es Escorpio sería bueno que empieces a revertir la seriedad a través del sarcasmo y el humor. No te tomes todo tan a pecho. La venganza, la traición y el extremismo son fronteras peligrosas de cruzar. No hace falta que duela para que sea real.

Luna en Sagitario: Inestabilidad, romper la palabra, menospreciar las emociones o las necesidades de los demás, ignorar las consecuencias, caer en excesos voraces. Las personas con esta Luna encuentran seguridad en el movimiento. Necesitan actividad física o mental estimulante y ejercitar la profundidad. Tienen una visión optimista de la vida que olvida asuntos prácticos y trata de resolver todo poniendo quinta a fondo. Si tu Luna es Sagitario intentá mantener los pies en la Tierra y ponerte metas posibles. El mapa no es el territorio.

Luna en Capricornio: Refugio en el trabajo, sobreadaptación, la seguridad es sentirse útiles en el mundo, desprecio por la debilidad, malas reacciones al sentirse ignoradas o inútiles. Pueden parecer personas tímidas e introvertidas. Sienten que no pertenecen en ningún lugar. Inmensa capacidad de enfrentar toda adversidad. Si tu Luna es Capricornio, necesitás y detestás las presiones externas. Reafirmás tu verdadero valor en la independencia, es por esto que los otros deben ocupar el rol justo, ni tiranos que te atosigan, ni gentuza que menospreciás. Aquí el encuentro es con una verdad profunda que madura con el tiempo, no con las certezas pasajeras. La clave es la flexibilidad.

Luna en Acuario: Errática, testaruda, silencioso, desapasionado y desinteresada de las necesidades de su entorno. Aspira a una libertad mezclada con estar en compañía, donde no siempre es justo o equitativo el intercambio. Huyen del voltaje de algunas de sus emociones, ignoran instintos o miedos, y pueden concentrarse de modo escapista en asuntos alejados de toda practicidad o realismo. Si tu luna está en Acuario es importante aprender a enfrentar y aceptar la realidad. La independencia es forjada junto a otros, gracias a otros y entre los otros. La comunicación es fundamental para mejorar y entender problemas vinculares.

Luna en Piscis: Inconstancia, fatiga, turbulencia emocional, laberintos de preguntas que cuestionan a todos y a todo que rara vez pueden dar respuestas. Por lo general da un temperamento pasivo, que gusta de observar, crear, imaginar. Son sensibles hacia su entorno y poseen una generosidad inmensa, fuente de múltiples decepciones. Si tu Luna está en Piscis, es importante descubrir tus malos hábitos o tus mañas, intentá ser más constante y asumir tu lugar en el mundo, en el presente, en relación con otros, en diálogo con tus sueños y tus ideales, pero sin castillos en el aire y sin burbujas imaginarias. La palabra clave es ahora.